Saturday, January 8, 2011: 11:30 AM
Room 203 (Hynes Convention Center)
El río Mapocho tuvo históricamente un doble rol para la ciudad: por una parte, abastecedor de agua; por otra, elemento geográfico creador de sequías y desbordes, originado en la imponente cordillera de los Andes. En esa larga historia de desastres naturales, el torrente fue auscultado e intervenido desde temprano, mediante una de las mayores obras de ingeniería colonial americana (el puente de Cal y Canto), como por obras defensivas llamadas 'tajamares' (también presentes en Mendoza, Argentina). Esa relación entre sociedad, ciudad y paisaje cambió desde 1870, en pos de la formación de la ciudad moderna. Paralelamente a los desastres naturales, las clases dirigentes visualizaron otro gran problema respecto al río: los asentamientos informales en sus riberas. El intendente Benjamín Vicuña Mackenna fue fundamental al respecto, creando en 1872 un “camino de cintura” y proponiendo separar la “ciudad propia” de la “ciudad bárbara”. Hacia finales de siglo se canalizó el río en su tramo urbano, incluyendo la destrucción del colonial puente de Cal y Canto, así como la construcción del Parque Forestal, el Museo y la Escuela de Bellas Artes, la Cárcel Pública, el Instituto de Higiene, el Desinfectorio Público, la Estación Mapocho, el mercado Vega Central y la Protectora de la Infancia. Simultáneamente, se eliminó una larga faja de basurales y se expulsaron miles de habitantes desde las riberas céntricas hacia la periferia. Esta modernización modificó drásticamente la imagen y la conectividad de ciudad, desencadenando formas de entender la ciudad y nuevos actores en el espacio público.
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